Hace poco asistí a una charla, conferencia o puesta en común, no supe realmente la categoría de evento, se llamaba revolucionando el sexo con Noemi Casquet. Ella comenzó con una frase que aún retumba en mi cabeza, el sexo es todo, desde mi poca sensatez y pobre reflexión asumí que se refería a la genitalidad y su hipersexualidad en el mercado. Vemos sexo (genitales) en todo, en redes sociales, en vocablos de uso diario, en repercusiones desde la mirada de una “ soledad”, en la opción de variedad y frecuencia en parejas constituidas, en la mirada inquisidora de quienes asumen la sexualidad como estados de otredad, sin reconocer su propio estado, por supuesto pensé, el sexo es todo, pero seguida de esa poderosas palabras dijo: el sexo es todo, en ti, en ti humano, está en tu cuerpo, en tu sentir, en tu percibir, el sexo te dió origen y eso revoluciono mi cabeza, mi sexo.
Tal vez nunca pensé como el sexo era parte de mí, solo pasé tiempo rescatando lo poco que dejé de autoestima en relaciones sin contexto, sin deseo y sin reconocimiento, dejé de interesarme en el otro como ser sexual, lo que paradójicamente también hizo que dejará de reconocerme en los otros. Somos espejos de miradas fortuitas, de expectativas, así digan que no debes llevar expectativas, somos la ansiedad infinita de buscar la aprobación en la postura, en la corporalidad de estándares impuestos, somos el aliento sin voz, gemidos sin eco. Entre encuentros y desencuentros, siempre pensaba ¿Qué era lo mal elaborado, lo qué no me permitía un diálogo exquisito, sin órdenes y deleitando el deseo de un placer adquirido? ¿En qué momento desconecté mi sexo y mi deseo, del cuerpo que tengo? ¿En qué instante de idas en espirarles dramáticos y frenesí de apegos, renuncié a conocerme en el deseo de un ser sexual, humano, apacible y curioso?
Hallar la anatomía de mi origen, del único órgano que está consignado al placer y no hablo del espacio, sino de la temporalidad, de la conmensurable oportunidad de ser, estar y tener la sabiduría de tal reconocimiento, me hace creer, que dejaré los abismos sin horizonte, los sentimientos de abandono, sueños sin acatamientos y sobre todo pobrísimos reconocimientos de quienes somos en el deseo de amar, tocar e idealizar.
El sexo mi querido lector, es parte de usted, de mí y del conjunto, el sexo es mirar, penetrar e invadir el infinito placer del deseo por desconectar, dejar que la mente esté libre de amancebamiento, el sexo es libertad.